Después de cenar, Niall y Liam salieron a buscar bebidas para la fiesta como siempre. Así que aproveche la oportunidad de tomar un agradable baño, haciéndome sentir relajada y fresca. Gruñí ante el pensamiento de otra fiesta. Ellos no se ponían salvajes o algo por el estilo, pero se quedarían hasta por lo menos las dos o tres de la mañana. Encima de la falta de sueño, habría un gran desastre que limpiar por la mañana, tanto dentro como fuera.
Me sequé y me envolví en una toalla. Cuando di un paso fuera del baño, choqué directo contra Liam. Sus manos se extendieron para sostenerme, agarrando mi muñeca para que no me cayera. Apreté la toalla más fuerte y traté de calmar a mi acelerado corazón.
—Wow, me gusta tu atuendo —dijo, mirándome de arriba a abajo lentamente.
Retiré sus manos de mí y entré pisoteando a mi habitación, azotando la puerta al pasar.
Tan pronto la puerta se cerró, él tocó.
— ¿Qué, Liam? —pregunté amargamente a través de la puerta cerrada.
—Ángel, abre la puerta por favor —pidió, agarrando el pomo.
—Liam, ¿podrías simplemente irte? En serio, ¡no estoy vestida!
—Ángel, ¿por favor? —rogó.
Me encogí de hombros. Odiaba cuando usaba ese tonito de voz. Era su voz de hora-de-dormir a la que tenía problemas para decirle que no. Arrastré la puerta abriéndola y él me sonrió mientras pasaba dentro de mi cuarto.
—Bien, ¿qué demonios quieres? —pregunté, caminando hacia mi armario para sacar mi camiseta favorita de las de Liam que encontré en la lavadora. Me la puse, teniendo cuidado de mantener la toalla firmemente enrollada contra mí.
—Hey, me preguntaba dónde estaba esa camiseta —dijo, asintiendo frente a mi camisa.
Jadeé pensando que me pediría que se la regresara. Era mi camiseta favorita. Me la ponía cada vez que comenzaba a sentirme vaga y descansada alrededor de la casa.
—No te la regresaré, adoro esta camisa —dije, sacudiendo mi mano en un gesto desdeñoso.
—Es justo. De todas maneras te queda mejor a ti —replicó, con una sonrisa, mirando mis piernas.
Suspiré exasperada. ¿Por qué tenía que ser tan coqueto?
—En serio, ¿qué quieres? —repetí, caminando hacia la puerta y colocando mi mano en la manilla, lista para patear su trasero si hacía algún otro comentario pervertido.
—Sólo quería dejar mis cosas. Un cambio de ropa y algunas cosas para mañana, dado que pasaré la noche aquí. —Se encogió de hombros, soltando su bolsa en mi cama.
— ¿Y no podías simplemente dármela en lugar de entrar aquí? —pregunté con rabia. ¿Por qué tenía que hacerlo todo tan difícil?
—Podía haberlo hecho, pero me habría perdido el placer de ver tu trasero en mi camiseta. Creo que es muy sexy que una chica vista ropa de su hombre.
Arrastré la puerta abriéndola y lo miré.
— ¡Tú no eres mi hombre, así que lárgate! —le solté.
—Lo que digas, Ángel. —Se rió entre dientes y se fue, no sin antes dispararme su sonrisa coqueta.
Sequé mi cabello alisándolo y me apliqué maquillaje. Casi nunca usaba maquillaje, ni siquiera en fiestas, así que sólo apliqué un poco de sombra plateada, algo de mascara y cambié mi brillo de labios transparente por uno rosado. Me puse mi ropa interior a juego, azul media noche y miré a través de mi armario. Las fiestas en nuestra casa siempre eran increíblemente sofocantes. Niall y Liam prácticamente invitaban a todo el instituto y todo el mundo venía, haciendo que se estuviera acalorado y sudoroso por lo que no podía ponerme muchas capas. Cogí un par de pantaloncillos bastante cortos de color negro y una camiseta tipo tanque, luego me deslicé en mi collar largo y mis sandalias plateadas trenzadas con un poco de tacón. Me miré en el espejo. Tenía una bonita figura, tonificada, no muy delgada y curva en los lugares adecuados. Había salido a mi mamá, con largas piernas, caderas redondeadas, estrecha cintura y pechos ligeramente más grandes que el promedio. No era la chica más atractiva del lugar, pero estaba feliz conmigo misma y eso era todo lo que me importaba.
A Niall no le gustaría este atuendo. Probablemente estaba mostrando demasiada piel para su gusto, a pesar de que estaba completamente cubierta —y comparado con las sanguijuelas que él y Liam solían tener enganchadas alrededor, parecía una monja. Consideré brevemente el cambiarme de ropa antes de decidir lo contrario; no estaría acalorada, toda sudada y vistiendo jeans sólo porque a él no le gustara que los hombres miraran a su hermanita.
Esperé hasta que la fiesta estuviera encendida, de manera de que Nialler no me dijera que me cambiara como si fuera una niña pequeña, en frente de todos.
Debían haber estado bebiendo por una hora —era patético. Niall me notó y me dio la mirada de muerte que corría en la familia y me señaló que me regresara a mi habitación, modulándome la palabra “cambio”. Negué con la cabeza y le sonreí dulcemente, mezclándome entre la gente de la fiesta, llegando rápidamente al otro extremo del salón para que no pudiera ver donde estaba.
—Hola Louis —dije, mientras me plantaba cerca de él.
—Hey chica. Wow, luces sexy esta noche —dijo mirándome, pero no de la manera pervertida en la que los chicos estaban acostumbrados a hacerlo. Louis y yo habíamos sido amigos por mucho tiempo, él había estado saliendo con la misma chica por los últimos dos años y estaba completamente embobado por ella, lo que resultaba realmente dulce.
—Gracias, tú también. —repliqué, sintiendo y buscando alrededor a mis otras amigas—. ¿Dónde están Joss y Tessa? —pregunté arrugando mi frente. Ellas nunca se pierden estas fiestas, para ellas, eran solo una excusa para pasearse en frente de todos los chicos guapos, sobre todo Niall y Liam.
—Están tratando con tu hermano —estableció, señalando a la cocina y riendo.
Miré hacia donde estaba apuntando, para ver a Joss y Tessa riendo incontrolablemente por algo que Niall había dicho. Joss tenía su mano en el brazo de él y Sarah estaba presionada a su lado. Mi hermano parecía completamente desinteresado pero disfrutaba la atención, como siempre. Estaba acostumbrado a que ellas dos estuvieran atentas a cada una de sus palabras, cada vez que venían a mi casa coqueteaban con él descaradamente y se paseaba por allí sin camisa, riendo ante sus lujuriosas expresiones.
Rodé mis ojos y regresé mi atención a Louis.
— ¿No está Esteff esta noche? —pregunté, escaneando la habitación buscándola.
Justo en ese momento, alguien me agarró desde atrás. Deje salir un pequeño grito antes de que hablara y me diera cuenta de que era Liam.
—Estás increíble, pero definitivamente prefiero la toalla —dijo seductoramente en mi oído. Su aliento calido debajo de mi cuello, haciéndome estremecer. Podía oler la cerveza en su aliento, pero él nunca se emborrachaba. Niall lo hacía, pero Liam siempre parecía ser el que mantenía el control en caso de que las cosas se le salieran de las manos.
—Piérdete —gruñí, volteándome para caminar hacia la cocina.
— ¡Hey Ángel, espérame! —dijo, agarrando mi mano mientras continuaba mi camino entre la multitud de gente besándose y apretujándose unos contra otros.
Cuando llegué a la cocina, vi a Jessica prácticamente montandoselo con un chico.
—Liam, ven nene, toma un trago de mi cuerpo —ronroneó seductoramente.
Liam apretó mi mano más fuerte y me hizo una cara de cachorrito, pidiendo ayuda —simplemente me reí y lo presioné hacia ella.
—Anda, Liam, dale a la chica lo que quiere, tú sabes que quieres tomar uno de esos tragos. —Me burlé, riendo histéricamente ante su expresión horrorizada, la cual rápidamente se transformó en una sonrisa de satisfacción.
Agarró mis caderas y me subió al mostrador, dando un paso entre mis piernas de manera de que nuestras caras quedaran a centímetros de distancia.
—En realidad si lo quiero, Ángel. —Me dio una sonrisa maliciosa, pero sabía que sólo estaba jugando.
—Liam Payne, ¡saca tus manos de prostituto de mí, ahora! —Le grité en un susurro, lo que lo hizo reír de nuevo. Simplemente negó con su cabeza, divertido y dando un paso hacia atrás, ayudándome a bajar.
Tomé un vaso y me serví tres cuartas partes de vodka y le agregué un chorrito de zumo de naranja, me lo tome de una vez.
—Ángel, tómalo con calma, —Frunció el ceño, sacudiendo la cabeza con preocupación.
—De ninguna manera. Me voy a emborrachar esta noche y no habrá forma de que recoja nada mañana. —Le di unas palmaditas en su pecho y caminé de nuevo hacia mis amigos.
Después de unas cuantas horas, estaba bastante borracha. No me sentía muy estable sobre mis pies, pero continué bailando con mis amigos de todas formas.
Liam estaba hablando con alguno de sus compañeros de equipo no muy lejos de mí y continuaba mirándome.
— ¡En serio, Liam se está fijando en ti! —chilló Joss en mis oídos por quinta vez.
— ¡No lo hace! No seas estúpida, Joss, probablemente está asegurándose de que no vomite, pues le toca limpiar mañana. —Terminé mi bebida y solté mi vaso en la alfombra. Ja, ¡Qué limpien eso ellos porque yo no! Comencé a reír histéricamente, lo que hizo que Joss también riera.
—Voy a buscar otro vozca —dije por encima de la música.
La canción cambió a “She’s Like a Star”, de “Taio Cruz”, la cual es la canción favorita de Liam. Sentí a alguien agarrando mi mano y miré hacia atrás para encontrar a Liam sonriéndome, una sonrisa de las verdaderas y no pude evitar sonreírle de vuelta.
—Baila conmigo Ángel —dijo, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura.
Estaba tan borracha en ese momento que no me importaba estar bailando con Liam; enrollé mis brazos a su alrededor y apoyé la cara en su cuello. Olía sorprendentemente bien, por lo que me pregunté a qué sabría si lo lamía. Espera, ¿acabo de pensar en lamer a Liam como si fuera un helado o algo? Me eché a reír de mi propia idiotez. Liam me alejó un poco y puso cara de “¿Qué diablos?” lo cual me divirtió todavía más. Rodó sus ojos y sacudió su cabeza, divertido mientras presionaba su cuerpo contra el mío. La canción no era lenta en realidad, por lo que nos balanceábamos bastante rápido. Adoro bailar y él era bastante bueno en eso, nuestros cuerpos parecían encajar perfectamente.
Niall apareció de la nada.
—¿qué demonios? ¡Es mi hermanita! —le gritó a Liam, agarrando fuertemente su brazo y empujándolo lejos de mi.
—Nialler, hombre, en serio, solo estoy bailando con ella —dijo Liam, realmente enfadado.
—Liam, necesitas permanecer lejos de mi hermana, sólo tiene diecisiete. Sabes por todo lo que ha pasado. ¡No necesita a un tipo como tu persiguiéndola! —le replicó Niall, dando un paso adelante y enfrentando a Liam. Podía decir que estaba borracho por el pequeño toque de rojo en sus orejas, que siempre lo delataban.
— ¡Nunca la lastimaría! —gruñó Liam, sus pechos casi tocándose.
— ¡Me importa una mierda! ¡Te digo que te mantengas lejos! —gritó Niall.
Sólo me encogí de hombros y los dejé en eso, no necesitaba atestiguar su pelea, de cualquier manera, ellos se arreglarían en un par de minutos, siempre lo hacían.
Mientras di la vuelta en la esquina hacia la cocina, choqué con un chico que no conocía. Era quizás un poco mayor que yo, probablemente de la edad de Niall y era realmente apuesto. Tenía cabello negro un poco alborotado, cayendo sobre su frente y prácticamente cubriendo uno de sus ojos marrones. Sonrió y sostuvo mi cintura tratando de estabilizarme mientras lo miraba. Inmediatamente di un respingo dado que él estaba tocándome, pero no demasiado fuerte porque los tragos habían adormecido parte de mi cerebro.
—Bien, hola —ronroneó con una voz sexy
—Hola. —Sonreí. Ya había quitado sus manos de mi cintura, así que di un paso atrás para recuperar un poco de espacio personal.
—Soy Trent. —Sonrió, y cuando lo hizo me di cuenta de que se le formaban unos hoyuelos realmente bonitos.
—Amber —contesté sin apartar la mirada de su rostro. Era realmente guapo. No lo reconocía del insti —. ¿Vas a Penn State? —pregunté curiosa de por qué nadie lo conocía si estaba en la fiesta.
Sacudió su cabeza y sonrió.
—No. En realidad estoy buscando a mi hermanita, pero no puedo encontrarla.
— ¿Ah, sí? ¿Quién es tu hermana? —pregunté frunciendo el entrecejo.
—Jessica Sanders —afirmó. No pude evitar la reacción natural de mi cuerpo. Arrugué un poco la nariz, lo cual lo hizo reír—. No eres una gran fanática, ¿no? —preguntó, todavía riendo.
—Oh… eh… Lo siento —balbuceé, mirándolo en tono de disculpa y sonrojándome como loca. ¡No puedo creer que le hice esa cara a su hermana! ¡Qué idiota!
—No te preocupes por eso. Sé que puede llegar a ser un dolor en el trasero.
—Entonces, ¿quieres que te ayude a encontrarla? —Le ofrecí, mirando alrededor de la cocina buscándola.
—Nah, ya aparecerá. ¿Qué tal si en vez de eso nos tomamos un trago? —sugirió, asintiendo hacia el mostrador de las bebidas.
—Sí. —Sonreí mientras él agarraba dos vasos y una botella de Jack Daniels.
Nos tomamos un par de tragos de eso hasta que me di cuenta que estaba realmente borracha. Me apoyé sobre él pesadamente mientras charlábamos y reíamos sobre cosas al azar que realmente no parecían tener sentido para mí. De repente, me arrinconó contra el mostrador de la cocina y presionó su cuerpo contra el mío. El pánico familiar comenzó a levantarse mientras mi corazón se aceleraba, él acercaba su cabeza lentamente hacia la mía. Sentí mi boca secarse. Santa mierda. ¡Iba a besarme! ¿Quería eso? ¿Qué pasaría si ponía sus manos sobre mí o algo? Mi mente estaba girando de un pensamiento a otro tan rápido que no podía seguirles el ritmo.
Di un grito ahogado y retiré mi cabeza para atrás, golpeándome con el gabinete detrás de mí lo suficientemente fuerte como para hacer que mis ojos se llenaran de lágrimas. Él negó con la cabeza, mirándome un poco desconcertado y luego chocó sus labios contra los míos. Gemí y empujé su pecho, tratando de alejarlo de mí, pero sus manos estaban sujetando la parte de atrás de mi cuello sosteniéndome en el lugar mientras lo sentía lamiendo mi labio inferior. Apreté mi boca tan cerrada como pude, pero él no se movió. Empecé a volverme loca, literalmente podía sentir el ataque de pánico tomando lugar mientras mi corazón se estrellaba en mis oídos.
La siguiente cosa que sé, es que se ha alejado. Levanté la mirada, desconcertada, para ver a Liam recargado sobre la pared, su brazo cruzando sobre su garganta. Se veía tan enfadado, que realmente comencé a sentir pena por el chico, quién ahora estaba empezando a cambiar de tono a un rojo de no ser capaz de respirar.
(...)
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